977606309 – 649350597 eixnatural@eixnatural.cat

“¿Te duele?”, es una pregunta que hacemos a menudo y no solo en los centros médicos. Y es una pregunta que constata una realidad tan humana como científica: el dolor es una experiencia personal. Solo quien lo sufre puede describirlo. “No existe una prueba objetiva que pueda probar o refutar si alguien está experimentando dolor”, explica Judith Turner, directora del Centro para el Alivio del Dolor de la Universidad de Washington. “La única forma en que otra persona puede inferir si una persona tiene dolor es por sus comportamientos verbales o no verbales. Nadie puede saber directamente cómo siente el dolor otra persona”, añade Turner. Y precisamente por eso, porque también sienten dolor quienes no pueden explicarlo, Turner puso en marcha en 2018 un grupo de trabajo para redefinir el concepto médico de dolor. Entonces era la presidenta de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), que acaba de aprobar la nueva definición que trata de incluir a los que no tienen voz.

La nueva definición, revisada por primera vez desde 1979, queda así en la traducción que ha hecho la Sociedad Española del Dolor (SED) del original en inglés: “Una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada con daño tisular real o potencial”. Cada palabra, cada ambigüedad, cada aparente redundancia está perfectamente medida, después de meses de trabajo con médicos, pero también filósofos y lingüistas, para reconocer todos los matices de lo que debe entenderse como dolor en la práctica médica. Porque el dolor, explican, es una experiencia personal y subjetiva influenciada por factores biológicos, psicológicos y sociales. Y solo quien lo sufre sabe lo que sufre. “Convierte al paciente en el centro del concepto mismo del dolor”, resume Juan Antonio Micó, catedrático de la Universidad de Cádiz y presidente en funciones de la SED… Puede leer el artículo original aquí